Buscar

Santuario de la Virgen del Cid

Se trata de un conjunto de edificaciones dispuestas en torno a un patio central: la ermita, la hospedería y el pórtico.

La ermita es un edificio de planta rectangular con un exterior muy austero, realizada en mampostería encalada y sillería. Destaca la portada de sillería, en arco de medio punto; sobre ella se dispone la espadaña.

Al interior tiene una nave única de tres tramos cubierta con bóvedas de crucería separadas por arcos rebajados. Tras la cabecera se encuentra el camarín de la Virgen y, a los pies, cuenta con un coro alto donde se conserva la caja de un antiguo órgano. En la interior llama sobre todo la atención la decoración con pinturas murales barrocas muy coloristas, con formas vegetales y representaciones de angelotes pintados en vivos colores como naranjas, azules, verdes, o cremas; también se observan unas cenefas realizadas en tonos grises y blancos.

La hospedería, adosada a la ermita, es un edificio de planta rectangular y dos alturas. El acceso se realiza a través de dos puertas en arco de medio punto. Los vanos de la fachada principal son adintelados; destaca la decoración moldurada de una de las ventanas.

En el interior de la hospedería sobresalen los pavimentos enguijarrados con motivos geométricos, entre los que destaca el conocido como “laberinto”.

La plaza, o patio central, queda cerrada en sus flancos este y sur por un pórtico cubierto que tiene una longitud de 35,5 m (sur) y 19 (este). Está compuesto por vanos adintelados sobre columnas, procedentes de la iglesia parroquial de La Iglesuela, de donde fueron eliminadas en la remodelación de 1748.

Para la construcción de la ermita se aprovecharon sillares procedentes del yacimiento Íbero-romano que existe al lado, destacando restos de columnas, capiteles y lápidas del conjunto monumental que aparecen en las esquinas del muro oeste de la ermita. Son elementos arquitectónicos de gran envergadura que denotan la importancia del lugar. Asimismo, aparecen dos estelas funerarias iberas, una en el interior y otra en el exterior de la Ermita. Este conjunto epigráfico funerario romano se fecha en el siglo II d.C.

La Virgen del Cid

La devoción a la Virgen del Cid se remonta al suceso de un hecho milagroso que acontecería en la Edad Media en el término de La Iglesuela. Al igual que ocurre en otros santuarios aragoneses, la ermita se levanta en el lugar donde la imagen tallada de la Virgen se aparece a un pastor.

La imagen de la Virgen del Cid, datada en el siglo XII, se conserva en buen estado en la Iglesia parroquial.

La denominación del santuario deriva de la tradición según la cual el Campeador lo visitó en varias ocasiones.