Las aguas del barranco de San Nicolás recorren el pueblo. Justo al lado de la ermita del mismo nombre precipitan al vacío, dando lugar a un rincón impresionante en medio de la localidad.
El pequeño puente de San Miguel, por el que se cruza el barranco, da acceso a la localidad al tráfico rodado y peatones. Cuenta actualmente con un solo ojo en arco de medio punto, apoyado directamente sobre la roca del barranco. Esta construido en piedra sillar con dovelas en el arco. Una barandilla metálica protege los límites del puente y permite observar tranquilamente este lugar tan espectacular.
La ermita de San Nicolás aparece nombrada en la visita pastoral de 29 de noviembre de 1601. En la cita no se hace referencia a su construcción, por lo que es probable que fuese muy anterior. Su origen medieval podría suponerse también por algunos elementos de la fachada que no encajan en una ermita de nueva planta de estilo barroco.
Se trata de una ermita de planta cuadrada con coro alto a los pies. Es de gran altura y el crucero se cubre con una bóveda de casquete esférico abierta al exterior por pequeñas ventanas. La fachada, decorada con un lenguaje muy sobrio y clásico, tiene una puerta adintelada sobre pilastras de poco relieve y hornacina en la parte superior. El tejado y la espadaña han sido reformados recientemente. No tiene uso ni culto.
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Más información: Museo Virtual Maestrazgo