El hospital de Tronchón fue reconvertido hace pocos años en albergue, sin alejarse demasiado de la función para la que fue creado: asistir a pobres, transeúntes y peregrinos. En el momento de su reforma, contaba con un valioso ajuar, consistente en tres arcas repletas de textiles: mantas, toallas, camisas de lino de hombre y mujer, y un conjunto importante de vajilla de diferentes estilos y periodos. Además, había varias camillas, una bañera de latón, escupideras y orinales. Todo lo necesario para atender a las personas que, hasta poco antes de la Guerra Civil, se hospedaron allí o recibieron algún tipo de tratamiento.
Este hospital, ya existente en el siglo XVI, estaba dedicado a San Nicolás, como el de Alcañiz, que era el más importante de la región. Se ubicaba en un edificio propio cuya distribución se ha desvirtuado a partir de sus nuevos usos. Aunque todavía conserva intacta su entrada, con una parte protegida de la lluvia por un enorme alero de cañizo. La atención de los hospitales corría a cargo de un hospitalero u hospitalera y, en ocasiones, el matrimonio. Se ocupaban de la limpieza, de la vigilancia y de cocinar. En cuanto a la atención sanitaria, en Tronchón probablemente corrió a cargo del médico y el cirujano que daban servicio al resto de la población.
Si quieres visitar la exposición permanente de las piezas del Hospitalico, contacta con la Oficina de Turismo de Tronchón.
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