El lavadero de Montoro está pegado al casco urbano, a la izquierda de la carretera, antes de dar la curva a la derecha para entrar. Su historia es relativamente reciente, ya que se remonta a los años 50 del siglo pasado.
Antiguamente era común que las mujeres bajasen al río a lavar las ropas, ya que al pasar el río Guadalope al lado del pueblo ha habido siempre buena cantidad de agua. Lavar y aclarar la ropa con agua corriente abundante siempre ha sido mejor.
A finales de los años 50 se llevó el agua corriente al pueblo desde la fuente de la Hoyuela, e hicieron una fuente en la plaza del pueblo que tenía un abrevadero. Para aprovechar el sobrante del abrevadero hicieron el lavadero. Para levantarlo aprovecharon las piedras de sillar de las esquinas de un cementerio que no se llegó a utilizar nunca. Canalizaron el agua sobrante del abrevadero de la plaza. Con los años la fuente y el abrevadero desaparecieron, y el agua llega en la actualidad directamente de un manantial que se llama Noguerales.
Es un lavadero sencillo, los sillares están lucidos de cemento y el tejado es de uralita. Está cubierto por tres de sus lados, abierto al oeste, donde el techo descansa en una columna. Desde la carretera se accede a él por unas escaleras de losa de piedra con barandilla de madera.
Tiene dos pozas, la de lavado, más grande, y la de aclarado. Las piedras lavanderas tienen dos acanaladuras paralelas para facilitar el restregado de la ropa, con un canal grande en la poza de lavado por si se resbala el jabón que no caiga a la poza.
Sin duda este lavadero facilitó la tarea del lavado a las mujeres ya que, si bien el agua del río era mejor para lavar la ropa, aquí no se tenía que lavar de rodillas. Aunque no se ha utilizado demasiado, en la actualidad está bien mantenido, y hay mujeres del pueblo que aún lavan allí mucha ropa.
