La ermita de la Purísima se encuentra en un altozano coronando el pueblo de Villarroya de los Pinares. Es un edificio de planta cuadrada, con dos alturas, y en su interior alberga interesantes pinturas decorando sus paredes.
Es, sobre todo, conocida su faceta como esconjuradero porque, probablemente, cuando había amenaza de tormenta, peste o plaga, el sacerdote subiría a la ermita con alguna reliquia a “conjurar” el mal con oraciones y exorcismos para que pasase de largo de la localidad.