Las masadas son las construcciones rurales más representativas del Maestrazgo, símbolo de modos de vida tradicionales, de una peculiar forma de explotación agropecuaria del territorio y de adaptación a las duras condiciones de vida que impone el medio. Aunque en su mayor parte se hallan deshabitadas, constituyen un valioso patrimonio cultural de nuestros pueblos. Contribuyen, además, a configurar un paisaje rural donde se ponen de manifiesto las estrechas interrelaciones que se establecen entre el hombre y el territorio que habita.
El concepto de mas va más allá del concepto de edificio. Se extiende al de territorio humanizado o construido a su alrededor. De cada masía forma parte un territorio rústico de extensión variable, con centro en la casa principal y con una serie de espacios diferenciados en función de la idoneidad productiva y de la distancia a la casa: los cultivos de secano, la huerta, el área de pastos, el bosque, etc. La masía tiene habitualmente como edificios anexos pajares, corrales, cuadras, patios, etc. Todos estos edificios o construcciones tienen la función de favorecer las actividades de la explotación agrícola y ganadera dentro de la masía.
Las más antiguas de estas construcciones datan de la Edad Media, pues ya la Orden del Temple daba permiso para habitar en “mansos cercanos”. De esta forma se aseguraban cierto control del territorio. Curiosas son las llamadas “torres fortificadas”. Muy numerosas en esta zona de frontera, se localizan en lugares estratégicos para dominar un extenso territorio y comunicarse entre ellas. Las más antiguas son macizas y esbeltas torres defensivas, posteriormente, conforme pierden su función, pierden altura y se convierten en un símbolo de prestigio, añadiéndoles en ocasiones escudos nobiliarios y otros elementos decorativos.
Pero la gran mayoría de las masías datan del siglo XIX y principios del XX. En esta época hubo una fuerte presión demográfica y se roturaron numerosas tierras. Este motivo hace que muchas grandes masías se dividan en “masicos”, casas más pequeñas. Estos albergarán a familias más reducidas, pero que contarán con todo lo necesario para vivir: corrales, pajares, pastos, bosque y terreno cultivable.