Villarroya de los Pinares está situada en la parte septentrional de la Sierra de Gúdar, a una altitud de 1.337 metros. En esta población de más de 200 habitantes confluyen el río Guadalope, nacido en su término, el del Agua Blanca y el Barranco del Cañadizo, en un terreno sumamente abrupto y montañoso. Su entorno está articulado por las limitaciones del medio, lo que le da ese aire montañoso pero calmado a la vez.
La importancia de este pueblo radica en la concentración de arquitectura civil de los siglos XVI y XVII. Su casco urbano sigue un trazado medieval, repartido entre tres colinas a ambos márgenes del Guadalope. Toda la villa encierra interés: en cualquier rincón o casa podemos encontrar detalles y elementos que suscitarán la curiosidad. Pásate y descúbrela.
Un poco de historia
Villarroya fue señorío de la Orden militar de San Juan de Jerusalén desde 1190, al ser donada por Alfonso II, constituyendo una encomienda propia. Hasta el siglo XIX formaba parte de la Bailía y Encomienda Hospitalaria de Aliaga junto con Fortanete y Pitarque.
Uno de los momentos de mayor esplendor del pueblo se dio durante la vida de Francisco Peña (1540-1612), personaje ilustre de la localidad por ser presidente del Tribunal de la Rota y llevar el impulso económico a la localidad. Pese a que pasó la mayor parte de su vida en Roma, nunca olvidó su tierra natal y aquí se construyó la que es hoy la Casa Peña, uno de los principales edificios palaciegos de la localidad. Además, colaboró en la remodelación de la iglesia parroquial, especialmente la cabecera, el Altar Mayor y capillas adyacentes.
A finales del siglo XVIII tenía 400 vecinos o familias, ocupadas en las fábricas de cordellates, ligas y bayetas, en la agricultura y el ganado lanar, sobre todo en las masadas. Ya entonces los pinares estaban muy disminuidos.
El patrimonio de Villarroya de los Pinares
Villarroya obtuvo la declaración de Conjunto Histórico Artístico en 1982. Pese a no tener grandes edificios espectaculares como en otras localidades, abundan por la población un buen número de casas solariegas que le dan valor a cada esquina del pueblo.
Entre los edificios más significativos está la Iglesia de la Asunción, gran parte de cuya fábrica data del siglo XV. Adosada al templo está la antigua cárcel. Otro conjunto monumental se encuentra junto al ayuntamiento, del siglo XVII, que posee la típica estructura de las casas consistoriales de la zona, con la peculiaridad de que en él se abre un portal del desaparecido recinto amurallado. Muy cerca hay varias casonas de la segunda mitad del siglo XVI. El resto de los edificios de interés de la villa se hallan en la periferia del casco urbano, como la recientemente rehabilitada Torre defensiva del siglo XV, utilizada como campanario, y dos imponentes palacios barrocos, Casa Peña y Casa Carreras. El repertorio se completa con el Santuario de San Benón y las ermitas de Loreto, del siglo XVII, la Purísima, de los siglos XVIII-XIX, y el Calvario, de los siglos XVII-XVIII, esta última en ruinas.
En las proximidades de la Iglesia de la Asunción encontramos el Centro de Interpretación de la Orden de San Juan del Hospital. La ubicación de este centro se justifica por la presencia histórica de dicha orden en la población, habiendo formado parte de la Bailía de Aliaga. Además de tratar asuntos relacionados con la Orden, el Centro dedica una parte de sus contenidos al estudio de diferentes aspectos de esta villa. Un espacio con mucha información e interesante para profundizar sobre la implicación de esta orden en el territorio.
Paseos por la naturaleza
Si eres un amante de la naturaleza, aquí también puedes pasear y disfrutar del entorno. Tienes distintas opciones de ruta hacia el nacimiento del río Guadalope, por la senda etnobotánica o hacia Allepuz para hacer el famoso Camino de los Pilones.
Puedes visitar Villarroya de los Pinares en 360º aquí!