Mirambel no desempeñó para el carlismo una función militar. Su posición en el valle, entre otros puntos mucho más susceptibles de fortificación y al amparo de Cantavieja, determinó que fuera un enclave político bullicioso y lleno de actividad. Aquí tuvo su sede la Junta Superior Gubernativa de Aragón, Valencia y Murcia que respaldaba la labor de Cabrera en su acción de gobierno.
Con el establecimiento de un tribunal de alzada se esbozó el principio de una estructura judicial. Muy ligada a estas labores políticas, funcionó en el interior de sus muros una imprenta para difundir en el territorio las órdenes emanadas de sus órganos.