La Cuba

Un depósito
de oficiales prisioneros

La dinámica de la guerra envolvió a todas las poblaciones del Maestrazgo, incluidos los pequeños pueblos como La Cuba. La proximidad de esta población a los principales núcleos rebeldes hizo que siguiera durante el conflicto los mismos ritmos que aquellos e idéntica suerte. Muy temprano se nombró un ayuntamiento carlista que debía obedecer las órdenes que llegaban de Cantavieja. Las exigencias económicas fueron constantes y muy elevadas. Entre las misiones que se le encomendaron se encontraba el mantenimiento de un depósito de oficiales liberales prisioneros. El pueblo, además, formaba parte de una segunda línea de defensa del territorio carlista.

Violencia sobre los alcaldes

Ayuntamientos carlistas

Prisión de oficiales

Suministros

En los primeros tiempos de la guerra los pueblos del Maestrazgo fueron víctimas de la arbitrariedad y de las violencias de muchos de los cabecillas carlistas.

Cuando los territorios del Maestrazgo quedaron bajo control carlista, la presión económica sobre la población no desapareció.

El control continuado sobre el territorio ofreció a los carlistas la oportunidad de establecer infraestructuras militares en el Maestrazgo a partir de 1836.

A medida que la presencia carlista en el Maestrazgo se iba institucionalizando, los rebeldes tuvieron que poner en pie un sistema de recaudación que les permitiera reunir los suministros necesarios para alimentar un ejército cada vez más numeroso.

A partir del verano de 1834 fue frecuente la entrada en La Cuba de partidas que un día exigían raciones y dinero, y otro comida para la tropa o alpargatas, vino o carne. A veces eran pequeñas facciones de una docena de hombres, pero otras eran 200 con decenas de caballos como los que acompañaban a Carnicer en agosto. Unos días después entró una partida exigiendo 20 raciones, y como el ayuntamiento se tomó su tiempo para prepararlas, maltrataron al alcalde segundo y se llevaron preso al primero. En estas condiciones el papel de las autoridades locales resultaba muy comprometido.

Adoptó, sin embargo, un carácter más institucionalizado. Desde 1836 La Cuba estaba obligada a enviar a Cantavieja diariamente seis raciones de pan y carne que debían remitirse reunidas cada ocho días. Además, tenían que mandar a su costa cuatro peones para trabajar en las obras de fortificación de la plaza, bajo la amenaza, si no lo hacían, de pagar 200 duros o, en caso de no tenerlos, recibir 200 palos. Para mediar entre el pueblo y las autoridades carlistas, desde Cantavieja, se nombró un ayuntamiento que debía responsabilizarse de cumplir las instrucciones y exigencias de las autoridades de Cabrera. Miguel Fabregad fue el primer alcalde carlista de la localidad.

Desde entonces fue posible instalar almacenes, cuarteles, hospitales, polvorines, talleres, edificios oficiales,… y también cárceles. Los prisioneros fueron la parte más frágil de los combatientes y los que tuvieron que sufrir las peores condiciones de la guerra. Los cautivos liberales corrían distinta suerte en función de su graduación. En La Cuba, por su proximidad a la capital del carlismo, se estableció un depósito de oficiales prisioneros.

De la eficacia y equidad de esa labor recaudatoria dependía buena parte del éxito de las operaciones. Para ocuparse exclusivamente de estas funciones la Junta Superior Gubernativa de Mirambel creó en junio de 1838 una dirección de suministros encargada de establecer las cantidades que tenía que aportar cada pueblo.

Con el estallido de la guerra, grupos armados comenzaron a recorrer el Maestrazgo en todas las direcciones.
Con el estallido de la guerra, grupos armados comenzaron a recorrer el Maestrazgo en todas las direcciones.
Nombramiento del ayuntamiento carlista de La Cuba correspondiente al año 1836.
Nombramiento del ayuntamiento carlista de La Cuba correspondiente al año 1836.
Carnicer cobrando las cuotas exigidas a los alcaldes de los pueblos.
Carnicer cobrando las cuotas exigidas a los alcaldes de los pueblos.

Violencia sobre los alcaldes

En los primeros tiempos de la guerra los pueblos del Maestrazgo fueron víctimas de la arbitrariedad y de las violencias de muchos de los cabecillas carlistas.

A partir del verano de 1834 fue frecuente la entrada en La Cuba de partidas que un día exigían raciones y dinero, y otro comida para la tropa o alpargatas, vino o carne. A veces eran pequeñas facciones de una docena de hombres, pero otras eran 200 con decenas de caballos como los que acompañaban a Carnicer en agosto. Unos días después entró una partida exigiendo 20 raciones, y como el ayuntamiento se tomó su tiempo para prepararlas, maltrataron al alcalde segundo y se llevaron preso al primero. En estas condiciones el papel de las autoridades locales resultaba muy comprometido.

Ayuntamientos carlistas

Cuando los territorios del Maestrazgo quedaron bajo control carlista, la presión económica sobre la población no desapareció.

Adoptó, sin embargo, un carácter más institucionalizado. Desde 1836 La Cuba estaba obligada a enviar a Cantavieja diariamente seis raciones de pan y carne que debían remitirse reunidas cada ocho días. Además, tenían que mandar a su costa cuatro peones para trabajar en las obras de fortificación de la plaza, bajo la amenaza, si no lo hacían, de pagar 200 duros o, en caso de no tenerlos, recibir 200 palos. Para mediar entre el pueblo y las autoridades carlistas, desde Cantavieja, se nombró un ayuntamiento que debía responsabilizarse de cumplir las instrucciones y exigencias de las autoridades de Cabrera. Miguel Fabregad fue el primer alcalde carlista de la localidad.

Prisión de oficiales

El control continuado sobre el territorio ofreció a los carlistas la oportunidad de establecer infraestructuras militares en el Maestrazgo a partir de 1836.

Desde entonces fue posible instalar almacenes, cuarteles, hospitales, polvorines, talleres, edificios oficiales,… y también cárceles. Los prisioneros fueron la parte más frágil de los combatientes y los que tuvieron que sufrir las peores condiciones de la guerra. Los cautivos liberales corrían distinta suerte en función de su graduación. En La Cuba, por su proximidad a la capital del carlismo, se estableció un depósito de oficiales prisioneros.

Suministros

A medida que la presencia carlista en el Maestrazgo se iba institucionalizando, los rebeldes tuvieron que poner en pie un sistema de recaudación que les permitiera reunir los suministros necesarios para alimentar un ejército cada vez más numeroso.

De la eficacia y equidad de esa labor recaudatoria dependía buena parte del éxito de las operaciones. Para ocuparse exclusivamente de estas funciones la Junta Superior Gubernativa de Mirambel creó en junio de 1838 una dirección de suministros encargada de establecer las cantidades que tenía que aportar cada pueblo.