Molinos se encuentra en la frontera norte del territorio carlista. Su posición entre el Bajo Aragón y el Maestrazgo hizo que este pueblo sufriera la influencia alternativa de los dos contendientes en el conflicto. Esta es la peor de las circunstancias posibles en una guerra, porque los ejércitos de ambos bandos consideran a los habitantes como enemigos y sus exigencias se hacen mucho más elevadas y mayor la violencia ejercida sobre la población. Únicamente sus pequeñas dimensiones, y el encontrarse al margen de las principales vías de comunicación, le permitió sobrellevar los efectos de la guerra.
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