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Tradiciones y Fiestas populares

La cultura popular del Maestrazgo está muy vinculada con la economía y la sociedad que se desarrolló en estas tierras altas, donde la naturaleza y el clima imponen su presencia de manera constante.

En primavera las romerías parten con destino a la multitud de ermitas dispersas por todo el territorio. Son actos de relación con la poderosa naturaleza que caracteriza el Maestrazgo en los momentos que despierta tras el invierno, como forma de propiciar la armonía que traerá una buena cosecha. Destacan la que los vecinos de Castellote realizan a la Virgen del Llovedor (el 1 de mayo) y la de Villarluengo hasta la ermita de San Pedro en Montoro (sábado más próximo al 25 de abril).

Como afirma Javier Saenz, también las órdenes militares dejaron testimonio de su presencia en el Maestrazgo, reconocible en el número de ermitas dedicadas a San Juan Bautista y por las fiestas que en su honor celebran poblaciones como Fortanete, Molinos o Villarluengo (junio) con participación de los quintos, que plantan «mayos» en la plaza o cuelgan sus «aleluyas».

Durante el verano el toro pasa a convertirse en protagonista de las fiestas que tienen lugar en el Maestrazgo, tanto en celebraciones lúdicas, como corrido en encierros o toro embolado, como religiosas. Particular interés reviste la romería a la Virgen del Cid en la Iglesuela.

Entre las fiestas de invierno son muy importantes las que una economía ganadera celebra en honor de San Antonio Abad, advocación vinculada a la protección de los animales que el hombre tiene a su servicio. El fuego es el principal protagonista, los animales son bendecidos y es frecuente la aparición de diablos. Cabe señalar la celebración en Mirambel de la Sanantonada durante la que se dramatiza la vida del santo.

El importante número de habitantes que desde la Edad Media vivió en las masías distribuidas por el Maestrazgo fue generando una cultura propia de este tipo de población dispersa en medio de una orografía tan accidentada. Los bureos son la modalidad de fiesta que sirvió tradicionalmente a los habitantes de las masías para mantener contactos entre las distintas familias mediante reuniones lúdicas en las que abundaba la música y la comida.

 


 

La romería de San Marcos en Villarluengo

Villarluengo peregrina a San Pedro de la Roqueta

Fieles a la tradición, los vecinos de Villarluengo acuden cada mes de abril a su cita con la romería a San Pedro de la Roqueta. Esta romería se celebraba antiguamente el mismo día 25 de abril, festividad de San Marcos, nombre con el que se la conoce popularmente, pero ya hace tiempo que se trasladó al sábado más próximo. Los actos comienzan el día anterior, cuando se reúnen los cofrades para hacer la subasta de la bandera, la cruz y los báculos. Aunque hubo años que se pagaron altos precios por portar estos símbolos, ahora las pujas son más comedidas. La bandera es lo más cotizado y en el año 2016 se pagó por ella 150 €.

El día de la romería se reúnen en la plaza los vecinos y, a las 9 de la mañana, las campanas anuncian el comienzo de la romería. Los cofrades salen los primeros, vistiendo capas negras, y con un orden marcado, la bandera, los cofrades entrantes, el más mayor, la cruz, el primer báculo y el resto de cofrades, entre los que va el segundo báculo. El grupo lo cierra el que porta el báculo de las mujeres, separando a estas de los hombres.

El recorrido es exigente, con constantes y acentuadas pendientes tanto de bajada como de subida. Por ello los cofrades llevan botas de vino, para hacer más llevadero el camino. La última parada es en la zona conocida como “El Barranquico”, donde se prepara la llegada a la ermita, uno de los momentos más emocionantes del día. Los cofrades son recibidos por muchos vecinos que han acudido a la ermita en coche.

Después se celebra la misa en honor a San Pedro y la tradicional comida, siendo la cofradía la que provee a todos los asistentes de judías con arroz. Las judías se cocinan en dos grandes ollas de cobre y se reparten a los romeros en cuencos de cerámica. Este año fueron alrededor de 100 personas las que participaron en la romería, aunque para la comida hubo más de 300. En la ermita hay un salón habilitado para comer si el tiempo impide comer al aire libre en los alrededores.

A las cuatro de la tarde comienza el retorno de la romería a Villarluengo. A la vuelta, el momento más esperado por los romeros es la merienda, que se realiza pasado el Hostal de la Trucha. En ese momento se acostumbra a beber abundante vino, con lo que se crea un ambiente muy festivo. Antes de entrar al pueblo se visita la ermita de San Cristóbal y desde allí, una vez que cae la noche, todos los romeros llevan velas encendidas hasta el pueblo, donde se va primero al cementerio y se reza por los cofrades difuntos. Es uno de los momentos más vistosos del día, porque también la iglesia se adorna con cientos de velas y allí finaliza la emocionante y esperada romería. Es, sin duda, el día más importante del calendario anual del municipio por ser la fiesta más querida por los vecinos.

Los nuevos cofrades

Antiguamente los que querían entrar en la cofradía debían ir descalzos a la ermita durante todo el camino de ida. Hoy sólo es obligatorio del pueblo a la fuente del Siscar y del Barranquico a la Ermita, y a la vuelta, de la Ermita al Barranquico y del Tosco a la Iglesia.

El Prior y los mayorales

El prior es el que organiza la fiesta con ayuda de dos mayorales. En el año 2016 el cargo recayó en Fernando Castel. Según comentó “el Viernes Santo vamos a las masías del municipio y a Montoro de Mezquita a pedir ayuda para la fiesta, donde recogemos algo de dinero y productos, los cuales subasta el prior el Sábado Santo. Además, previamente a la romería, nos encargamos de las compras para la comida de la romería, de buscar al cocinero, limpiar el camino, la ermita y sus dependencias y tener todo listo. Los mayorales durante la romería van más liados, ya que acercan el vino y el bollo para la merienda a los puntos fijados, acompañan al cura en la entrada y salida, etc”.

 


 

La romería del Llovedor de Castellote

Se celebra cada año el 1 de mayo

Cada primero de mayo los hombres de Castellote acuden fieles a su cita con la Romería del Llovedor. Es uno de los momentos más esperados del calendario festivo castellotense, una fiesta muy sentida por todos los vecinos que la preparan con mucha ilusión. Es un momento de encuentro entre los que viven en el pueblo y los que están fuera y no faltan al evento.

La jornada se inicia a las 7 de la mañana, momento en que el campanico comienza a sonar recorriendo las calles para avisar a los vecinos de la celebración de la misa, que tiene lugar a las 8 en la Iglesia de la Virgen del Agua. A las 9:45, convocados por el repique de campanas, sale la procesión, con la cruz procesional y el estandarte hasta la plaza del Caballón, donde se realizan diversos rezos en latín y parte la romería hacia el Llovedor. En el trayecto van cantando y se da gracias o se pide agua según convenga.

A la ermita se llega pronto porque está cerca del municipio, en el barranco que hay al salir del túnel que da acceso al pueblo. Se conoce como «El Llovedor« ya que junto a ella mana agua prácticamente siempre recogiéndose en una especie de estanque. Al llegar se almuerza bien a base de jamón y vino. Después se celebra la misa en honor a la Virgen y, a continuación, la Asamblea de la Cofradía, donde se da cuenta de los ingresos y gastos de la Cofradía, las obras y actuaciones realizadas, etc.

Después, distribuidos en cuadrillas de entre 25 y 50 personas, los hombres comen en las inmediaciones de la ermita, para lo que se preparan previamente mesas y bancos cubiertos con toldos. La comida tradicional de este día es siempre la misma: judías de primero y caracoles con conejo. Posteriormente, hacia las 16:30 se sale hacia el Pocico de San Juan, lugar donde se merienda carne y embutido a la brasa, y se sigue en procesión hacia el pueblo. En las inmediaciones comienza de nuevo los rituales.

En el cementerio se reza un responso por los difuntos y, al anochecer, se reparten, además de un vaso de cazalla, antorchas para todos los asistentes. Con ellas ascienden por el Calvario creando una magnífica imagen, similar a una serpiente de luz, hasta llegar a la ermita de San Macario, donde de nuevo se reza antes de llegar al Caballón. Allí las mujeres los esperan portando velas y se produce el saludo entre los estandartes, siendo este uno de los momentos más emotivos de la jornada.

Como colofón, acuden todos juntos hasta la Iglesia, donde se da cuenta de los acuerdos tomados en la Asamblea para que las mujeres también sean sabedoras. Se dicen las altas y bajas de la Cofradía, se nombra a los nuevos cofrades, y se pasa a besar el manto de la Virgen, poniendo así punto final a la jornada.

Los orígenes de la Romería

Los orígenes de esta tradición se remontan a 1405, año en que Castellote estaba sufriendo una pertinaz sequía, por lo que once mozos del pueblo decidieron acudir en romería a la Ermita de la Balma en Zorita (Castellón) para pedir a esta milagrosa Virgen su intercesión para que lloviese. La gracia solicitada a la Virgen de la Balma les fue concedida, y los mozos de Castellote tomaron por tradición este peregrinaje anual. Fue así hasta que en una de sus romerías el obispo de Tortosa les negó el acceso al templo. Ante esta situación, los castellotenses decidieron erigir una ermita cerca de su pueblo donde, según se cuenta, la Virgen se había aparecido antiguamente.

La actual ermita es del siglo XVIII, aunque la portada bien podría datar de una reforma posterior realizada en el siglo XIX. A partir de la construcción de la ermita se instauró una romería, el 1 de mayo, que sólo hacían los hombres en recuerdo de aquellos primeros once mozos.

La Romería de las Mujeres

Las mujeres acuden a su cita con el Llovedor el domingo anterior a Pentecostés, este año el 24 de mayo. Es un día que ellas también viven con gran emoción. Procesionan a la ermita rezando y cantando, llevando consigo el estandarte y a la Virgen a hombros. Al llegar se celebra misa y se almuerza en los alrededores de la ermita.

 


 

Las Procesiones de Bordón

El primer sábado de mayo

Bordón celebra cada primer sábado de mayo uno de sus días grandes en el calendario festivo anual del municipio. Conocidas con el nombre de Procesiones, la localidad se prepara para acoger la visita de los pueblos vecinos de Olocau del Rey (Castellón), Tronchón y Mirambel que acuden en procesión al municipio para pedir agua a la patrona, la Virgen de la Carrasca.

Antigüedad de esta Romería

Para que quede constancia de la asistencia a la romería, cada año los representantes de los municipios que asisten firman rigurosamente en un libro. Si un año no fuesen y no firmasen ya no podrían volver. Aunque no se conservan los libros antiguos, en el actual, usado desde los años 50, consta que “Las Procesiones o Romerías a Nuestra Señora de Bordón o de la Carrasca son antiquísimas, según datos del libro “Aragón Reino de Cristo y dote de María Santísima” del Padre Faci escrito en el año 1739, fueron tantos y tantos los milagros de Ntra. Sra. De la Carrasca que movieron a los Templarios a fabricar una Iglesia Mayor que es la que hoy está y junto a ella un convento cuyos vestigios a un se ven. Allí consta también que en instrumentos públicos que se guardan en el archivo de Tronchón y Bordón se decía que ya en 1390 se consideraban de tiempo inmemorial las Procesiones de Tronchón, Mirambel y Olocau.”

En el libro añade que “en tiempos también vinieron de Castellote, Las Cuevas y Villarluengo, hoy vienen tan solo Tronchón, Mirambel y Olocau el primer lunes de mayo de cada año, Morella viene el primer sábado de mayo y Luco y Todolella en el último domingo de abril”, aunque estas últimas también se han perdido. Todo ello da muestra de la Fe que se le tenía a esta imagen de la Carrasca.

El dicho sábado, las comitivas de Mirambel, Tronchón y Olocau del Rey se congregan a la entrada del pueblo. A las 12 horas repican las campanas y salen los vecinos desde la Iglesia de Bordón a recibirlos. El encuentro es un momento emocionante ya que cada municipio porta sus cruces procesionales, guiones y farolillos y todos realizan el saludo. También se saludan las diferentes autoridades de los pueblos que acuden al acto. Tras los saludos se trasladan a la Iglesia de la Virgen de la Carrasca y, posteriormente, se celebra una misa baturra.

Cuando finaliza salen en procesión por las calles de Bordón portando la peana con la Virgen de la Carrasca y cantando los Gozos a la Virgen. Tras los actos religiosos hay comida para todos los asistentes, donde pasan la tarde hasta la hora de la partida, cuando repican de nuevo las campanas y la comitiva de Bordón sale a despedir a sus vecinos hasta el año que viene. Es entonces cuando se realiza también la obligatoria firma, momento en que los representantes de Mirambel, Tronchón y Olocau hacen constar su asistencia a tan importante cita, lo que les da derecho a volver al año siguiente.

 


 

Fiestas en honor a la Virgen del Tremedal en Tronchón. Fiestas de Interés turístico de Aragón

El culto a la Virgen del Tremedal tiene su origen en Orihuela del Tremedal en la Edad Media, hacia el siglo XII. Las referencias más antiguas relacionadas con la festividad de la Virgen del Tremedal en Tronchón datan de 1842 y la referencia más antigua de la ermita es de pocos años después, 1849, nombrándosela con motivo de una visita pastoral.

La fiesta cuenta con numerosos actos festivos, pero sin duda lo más llamativo son “las Relaciones”, momento en que niños vestidos de ángeles recitan la “Bienvenida” al pueblo a la Virgen, y la “Despedida”, cuando lo deja para volver a la ermita.

Así, el culto a la Virgen del Tremedal posee en Tronchón una historia y una riqueza patrimonial que se consideró debía ser reconocida, valorada, e impulsada, ya que es una tradición que, con el esfuerzo y dedicación de sus habitantes, se mantiene todavía viva y activa.

La fiesta se celebra el fin de semana siguiente a la fecha del nacimiento de la Virgen, el 8 de septiembre, y los actos festivos duran 4 días, desde el viernes al lunes.