En el Maestrazgo todavía hay ganaderos que mantienen la costumbre de realizar la trashumancia de ganado entre las sierras altas y el “extremo” del reino, las tierras bajas de Castellón y Tarragona. Estos desplazamientos los realizan durante el mes de mayo y principios de junio. Desde Amposta, San Rafael del Rio u otras localidades, tras alrededor de cuatro o cinco jornadas de camino, llegan a Cantavieja, Cañada de Benatanduz o Fortanete, donde permanecerán hasta el otoño disfrutando de los pastos de verano de la Sierra del Maestrazgo.
Estos ganaderos son Gonzalo y Eduardo, que van a Cantavieja, Juan Luis, que va a Cañada, o los hermanos Juan y Mapi Martorell, que terminan en Fortanete, entre otros. Todos ellos mueven grandes rebaños de más de 500 ovejas, y en el caso de los hermanos Martorell, también desplazan 120 vacas.
Son alrededor de 100 kilómetros por las antiguas vías pecuarias los que recorre el ganado, durmiendo en refugios o cercados para continuar al día siguiente por caminos que cuentan con siglos de historia, ya que se vienen utilizando desde la Edad Media, ganando alrededor de 1500 metros de altitud.
La entrada al Maestrazgo se realiza por el puente medieval de la Puebla de San Miguel (Villafranca del Cid), y enseguida el camino llega a La Iglesuela, donde el paso es a través de sus calles, un acontecimiento que cada año despierta más expectación, donde vecinos y curiosos realizan numerosas fotografías que luego se pueden disfrutar en las redes sociales. La vuelta al extremo la harán en octubre.
Si quieres disfrutar algún año de este acontecimiento, que es toda una experiencia, puedes preguntar en la Oficina de Turismo de La Iglesuela del Cid.